domingo, 23 de marzo de 2008

PASCUA 2008

PASCUA DE RESURRECCION
del Pregón Pascual

Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso,y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, derramando su sangre, canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos.
Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Ésta es la noche de la que estaba escrito:«Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mí gozo.»

Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos.

sábado, 22 de marzo de 2008

Viernes Santo 21 de Marzo


Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Te saqué de Egipto, y tu llevaste a tu Salvador a la cruz
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¡Santo es Dios! ¡Santo y Fuerte! ¡Santo Inmortal, ten piedad de nosotros!
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Por cuarenta años te guié a salvo a través del desierto. Te alimente con mana del cielo y te lleve a una tierra de abundancia, y tú llevaste a tu Salvador a la cruz
¡Santo es Dios! ¡Santo y Fuerte! ¡Santo Inmortal, ten piedad de nosotros!
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¿Qué más pude haber hecho por ti? Te planté como mi mas hermosa viña, pero tú sólo produjiste amargura, cuando tuve sed me diste a beber vinagre, y atravesaste a tu Salvador con una lanza
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¡Santo es Dios! ¡Santo y Fuerte! ¡Santo Inmortal, ten piedad de nosotros!
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Por tu bien azoté a tus captores y a sus primogénitos, pero tu me azotaste
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¡Santo es Dios! ¡Santo y Fuerte! ¡Santo Inmortal, ten piedad de nosotros!
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Te guié de la esclavitud a la libertad, ahogue a tus captores en el mar y tu me entregaste a tus sumos sacerdotes

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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Abrí el mar ante ti y tu abriste mi costado con una lanza
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Te guié por tu camino dentro de una nube y tú me guiaste a al pretorio de Pilato
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Te nutrí con mana en el desierto y tú me abatiste y me azotaste
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!

Hice manar agua de la roca y tu me diste hiel y vinagre
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Por ti abatí a los reyes de Caná y tu golpeaste mi cabeza con una vara
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Te di un cetro real y tu me diste una corona de espinas
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!
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Te alce a las cumbres de la majestad y tu me levantaste en una cruz
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Mi pueblo ¿Que te he hecho? ¿Como te he ofendido? ¡Contéstame!



Texto: "POPULE MEUS"





miércoles, 19 de marzo de 2008

GLORIOSISIMO PATRIARCA SAN JOSE

San José esposo de la Virgen María.

Padre adoptivo, porque su paternidad sobre Jesús no es la común natural y de algún modo hay que llamarla, aunque la adopción nos suene solo a cosa legal y eso es poco, bien poco, para la clase de paternidad que ejerció, y que al no tener igual no se inventó la palabra que con propiedad indique su condición.

Padre nutricio le llaman otros, porque tienen la parte de verdad que expresa una de las obligaciones anexas a la paternidad, la de alimentar a la prole, pero se ve que esto es sólo un detalle en comparación con la totalidad.

También es común llamarle putativo por ser conceptuado ante los paisanos como padre verdadero, al vivir fielmente las obligaciones del mejor de los padres sin que nada indujera a pensar que no lo era.

Es el esfuerzo de la teología, de la piedad, de la expresión de la fe que no deja de recalcar que no es padre de Jesús -el Verbo hecho hombre, engendrado por Dios, y por eso tiene la naturaleza divina- al modo como los demás lo son de sus hijos al engendrarlos según la naturaleza humana.


El Evangelio, testigo parco en palabras afirma: Cuidó de la sagrada familia en Belén, Egipto y Nazaret.

Esposo casto, no necesariamente viejo, ni siquiera mayor.

El espíritu cristiano que intenta resaltar incluso plásticamente otro tesoro imperdible, el de la virginidad perpetua de su esposa, la Virgen María, lo pintó viejo y hasta el más lerdo entendió el mensaje y así lo dejó; pero lo normal, lo más lógico, lo más noble y digno es que buscaran Joaquín y Ana para su hija doncella todo un doncel, viril, apuesto, noble, trabajador y tiernamente capaz de asumir las responsabilidades del nuevo hogar.

Pensar de otro modo sería indignidad. José pertenecía a la estirpe davídica y su familia procedía de Belén, la ciudad de David. Así queda Jesús perfectamente entroncado con la familia real que portaba, dentro de la tribu de Judá, el estandarte de las profecías que habían de cumplirse en la posteridad.

Encantador en sus reacciones. Figura amable y desconcertante por su humildad a pesar de ser tanta su grandeza. José contempló el inefable misterio del nacimiento de Jesús en Belén y quedó admirado con la maravillosa visita de los pastores y magos adorantes.

Presentó a Jesús en el Templo a la usanza judía, rescatándolo con el modo acostumbrado por los pobres.

Fue defensor de Jesús y de su Madre, cuando la matanza cruel de los inocentes; dispuso marchar a Egipto, sin tardanza y con la valentía de quien ha asumido una responsabilidad. El regreso de Egipto tuvo lugar quizá en el año 4, después de la muerte de Herodes.

Varón justo y silencioso. Fiel a Dios que se apoyó en él hasta el punto de entregarle su familia.


Probablemente muerto ya en el Calvario, y quizá incluso antes de las bodas de Caná. San José es venerado por la Iglesia ortodoxa (el primer domingo después de Navidad) y por la Iglesia católica, apostólica, romana. Pero es inexplicablemente tardío el culto occidental.

La devoción de tres santos del tiempo de la Reforma y Contrarreforma: Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola y Francisco de Sales contribuyeron a extender y popularizar su devoción.

No aparece en el misal romano hasta el siglo XV, con Sixto IV (m. 1481). Hasta Gregorio XV, en 1621, no fue su fiesta universal. Incluido en el canon Romano por el Papa Juan XXIII, ya en la segunda mitad del siglo XX.

Hoy es el santo más y mejor tratado, con lógica aplastante; su ambiente, su atmósfera habitual es la santidad.
Por eso es Patrono de la Iglesia Universal, porque nadie la defenderá mejor.
Patrono de los carpinteros y artesanos.
Patrón de la buena muerte, sin duda asistido por Jesucristo y en presencia de la Virgen. Custodio de los seminarios ¡quien mejor para dar protección a los chicos que un día van a ser otros Cristos!
Patrón ¡cómo no! de los padres de familia que le miran para aprender a agradar a Dios ante tanto desvío, ignorancia, autosuficiencia, para aprender de él a respirar en los ambientes de trabajo un aire limpio menos egoísta; sí, le piden ayuda para bien gobernar con mano firme el timón de la barca de su casa .
Vara florida.
Silencio en el evangelio, ni una palabra, sólo referencias; quizá sea intencionado para dejar que hable lo insondable de la contemplación, del embeleso, lo sublime de su vida. Prestó ese servicio -aún más eficaz que oculto- al proyecto divino de la redención humana.
Aunque no siempre entendiera o comprendiera la voluntad de Dios, José la cumplió .
Por esto y por mucho más es también Terror de los demonios.

Himno
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Escuchen qué cosa y cosa tan maravillosa, aquesta;
un padre que no ha engendrado a un Hijo, a quien otro engendra.
Un hombre que da alimento al mismo que lo alimenta;
cría al que lo crió, y al mismo sustenta que lo sustenta.
Manda a su propio Señor y a su Hijo Dios respeta;
tiene por ama a una esclava, y por esposa a una reina.
Celos tuvo y confianza, seguridad y sospechas, riesgos y seguridades, necesidad y riquezas. Tuvo, en fin, todas las cosas que pueden pensarse buenas;
y es fin, de María esposo y, de Dios, padre en la tierra.
Amén
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Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a San José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Texto en su mayoría tomado de http://evangeliodeldia.org

martes, 18 de marzo de 2008

I Vísperas de San José esposo de Santa María Virgen


Himno a San José

Cante tu gloria célica armonía,
tú que compartes con la siempre pura
la misteriosa genealogía de la Escritura.
Esposo virgen de la Virgen Madre,
en quien Dios mismo declinó su oficio;
réplica humilde del eterno Padre, padre nutricio.
Último anillo de las profecías,
¡oh patriarca de la nueva alianza!
Entre tus brazos se acunó el Mesías, nuestra esperanza.
Guarda a la Iglesia de quien fue figura
la inmaculada y maternal María;
guárdala intacta, firme y con ternura de eucaristía.
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Gloria a Dios Padre que en tu amor descuida,
gloria a Dios Hijo que te fue confiado,
gloria al Espíritu que alentó tu vida para el Amado.
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Amén
.
Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento, encomendaste a San José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Himno y oración de www.evangeliodeldia.org